viernes, 9 de octubre de 2009

AFTER THE FINAL SIMPLIFICATION OF RUINS

PUBLICADO EN EL NÚMERO 24 DE ARTECONTEXTO
VITORIA, CENTRO CULTURAL MONTEHERMOSO
CLAUSURADA EL 3 DE ENERO DE 2010
COMISARIO COSMIN COSTINAS



Artistas participantes: 

FLÁVIO DE CARVALHO, WILSON DÍAZ, SUNG HWAN KIM, MARIA LASSNIG, ERLEA MANEROS ZABALA, ANIA MOLSKA, ANU PENNANEN, LOTTY ROSENFELD, KATEŘINA ŠEDÁ, APICHATPONG WEERASETHAKUL.




En el centro cultural Montehermoso encontramos hasta el tres de enero del próximo año, la muestra del comisario Cosmin Costinas (Rumania, 1982) After the final simplification of ruins. Título inspirado en una cita de Clarice Lispector en la que la escritora brasileña de la generación del 45, realiza una comparación entre Brasilia y Roma. Analogía por medio de la cual reflexiona sobre la creación de ciudades a partir de ruinas anteriores. A través de esta conexión con la literatura, comienza una exposición ecléctica, en la que el comisario ha realizado una amplia selección de propuestas artísticas de creadores de muy diferentes generaciones, geografías e intereses.

La exposición pretende ser una toma de consciencia, en torno al modo en que prácticas artísticas y discursos expositivos, deben encarar la representación de la historia. En el texto que presenta la exposición, Costinas habla sobre la proliferación en la última década de un gran número de propuestas artísticas, que tienen en la historia su referente fundamental. En esta dirección cabe señalar que el fenómeno no es únicamente artístico. En la introducción de su libro Políticas de la memoria y memorias de la política, la historiadora española Paloma Aguilar, cuenta como en los últimos quince años han proliferado, en el mercado editorial, gran cantidad de libros en los que la palabra “memoria” figura en el título.

En torno a este hilo encontramos obras como la de la artista Lotty Rosenfeld (Chile, 1943), una serie de fotografías sobre intervenciones comenzadas en Santiago de Chile en 1979 con Una milla de cruces sobre el pavimento; y que con posterioridad llevó a otras ciudades como la Habana o Washington D. C. La acción consistía en cruzar con cintas blancas las líneas discontinuas de la calzada, creando de este modo una hilera de cruces. En el Chile de Pinochet, suponía una protesta inesperada y una reivindicación del espacio público, frente a una política del olvido que pretendía anular toda voz ajena a la oficial.

La huida de los discursos únicos y las pretensiones totalizadoras encuentra, para Costinas, un importante apoyo en la crítica a la modernidad. Ejemplo de ello, es la documentación ofrecida en torno a una intervención llevada a cabo por Flavio Carvalho (Brasil, 1899), en las calles de Sao Paulo en 1956. En su acción el artista diseña una vestimenta de connotaciones femeninas con la que pasea por la ciudad, cuestionando de este modo los convencionalismos, en torno a modos de comportamiento y roles de género propios de la modernidad. Junto a las fotos que documentan la acción artística encontramos otras que son su antítesis; imágenes de la fundación de Brasilia, la nueva Roma para una moderna y occidentalizada Brasil.

FLÁVIO DE CARVALHO
New look - 2 peças, 1956.
Cortesía Ricardo de Carvalho.

De la mano de un arte que nos habla de la historia en mayúsculas, ha surgido también un tipo de producción artística preocupada por la representación de lo local. En estas aguas se mueve la obra There is nothing there de Katerina Sedá (República Checa, 1979), quién plantea una revalorización de lo cotidiano a través de un juego comunitario, en el que un pueblo entero realiza sus actividades cotidianas al mismo tiempo. Dando visibilidad, de este modo, a una rutina que normalmente queda oculta y se vive de forma inconsciente.

En definitiva After the final simplification of ruins, sin ofrecer respuestas ni marcar líneas a seguir, plantea interesante preguntas en torno a las formas de pensar el pasado. Un pasado que debería servir para ayudarnos, a través de su revisión crítica, a la construcción de sociedades más justas. El riesgo que corremos es entender estas relecturas como el fin de la historia, que solo sirvan para cerrar el círculo, transformándose el futuro en una repetición ad infinitum de nuestro pasado, el vivir entre ruinas del que nos habla el comisario.

carlos g. de castro

miércoles, 7 de octubre de 2009

“Democracia es una reflexión en torno al poder”

MIÉRCOLES 7 DE OCTUBRE DE 2009. NÚMERO 111

Conversamos con Pablo España, miembro del colectivo Democracia (democracia.com.es) junto con Iván López. Una apuesta artística que arrancó en 2006 y que nos muestra la capacidad del arte para intervenir en lo social.

Juan José Ibarretxe y miembros del Gobierno vasco asistieron a la exhibición de Biktimak #3, de Democracia, en el Parlamento de Vitoria XIMO MICHAVILA


¿Cuáles son los objetivos y estrategias de Democracia?
El arte es un espacio donde gente como nosotros puede tener una audiencia, puede encontrar un interlocutor, en otros espacios es realmente mucho más complicado. Cuando comienza el proyecto y escogemos Democracia como nombre, estamos marcando una línea de actuación.
Todos nuestros trabajos van a ser reflexiones en torno a temas del poder y a la propia organización social en la que nos desenvolvemos. Un aspecto fundamental de Democracia es el trabajo colectivo, que se piensa asimismo como elección política a la hora de plantear nuestro papel como productores artísticos. Nos interesa esa forma de trabajo, ya que se basa en la discusión, en el enfrentamiento de ideas y en el diálogo continuo.
¿Buscáis generar espacios de fricción y diálogos entre espectador y artista?
Entendemos que toda obra de arte es siempre colectiva, aunque sea producida por un solo individuo. Es decir, para que una obra posea cierta relevancia social ha de existir una comunidad que la acoja y la haga importante. Todas nuestras piezas se cierran en torno a ese factor, es decir, reflexionan sobre cómo serán recibidas y qué espacios de pensamiento o de interrogación pueden abrir. No debemos confundir esta postura con el arte participativo o con el arte relacional. Esa idea que plantea el arte como un lugar de encuentro, para nosotros en muchas ocasiones es más un punto de refracción, un lugar del que huir. Por otro lado, Democracia intenta rebasar la propia esfera de lo artístico. Aunque trabajamos desde la estética, si el arte tiene algún aspecto interesante aún es el espacio de indeterminación tan grande que genera. En ese sentido nos interesa que nuestros proyectos circulen sin la etiqueta “arte”, así, mientras una audiencia contempla un objeto artístico, otro tipo de público no lo reconoce como tal.
En 2007 presentasteis el Memorial al terrorista suicida: una escultura de 3,30 metros sobre un pedestal que reza “Todos sois culpables salvo yo” ¿Es el terrorista suicida el último héroe romántico?
Yo no sé si es el último héroe romántico, lo que no me gusta pensar es que un terrorista pueda ser un héroe. Desde luego sí responde a una figura romántica: alguien capaz de prepararse para hacer algo, llevarlo hasta sus últimas consecuencias y dar su vida en el intento… Ése es el paradigma del héroe y también del artista romántico. Nosotros estamos en contra de ese tipo de clichés, aunque por otra parte, como afirma Paul Virilio, el terrorista y el artista comparten cosas, al querer hacer ese gran acto que cause una conmoción y un impacto que le haga ser reconocido. En toda la postura de las vanguardias de oposición al sistema burgués había mucho de terrorismo, un terrorismo no efectivo, sino simbólico.
Esa pieza os trae un encargo del Parlamento vasco para el monumento a las víctimas del terrorismo. En esta ocasión planteáis una escultura que representa a un muerto bajo una manta térmica. ¿Quién descansa bajo la manta? Bueno… debajo de la manta no hay nada, está hueco. Este vacío a lo que alude es a la imposibilidad de representar a una víctima. Aceptamos el encargo porque creíamos que, si estamos trabajando en un ámbito de lo social y lo político, no podíamos sustraernos. Éramos conscientes de todas las sensibilidades que había en juego, nuestra respuesta ante eso fue acudir a la literalidad más absoluta y en esa literalidad de la imagen mediática, del muerto cubierto por la manta térmica, se representa la imposibilidad de restitución simbólica desde el arte hacia la víctima. Creemos que esta escultura habla del fracaso, de no poder representar a la víctima.
¿Que proyectos estáis desarrollando en este momento?
Nuestro último trabajo se presenta bajo el título Subtextos. Dirigido a la comunidad marroquí de Cartagena, consistía en la intervención de vallas publicitarias con mensajes políticos escritos en árabe. Eslóganes de tradición occidental, muy gastados para nosotros, como “todo el poder para el pueblo”, resultan para ellos realmente impactantes. También nos interesaba generar la paranoia social. Para el español la reacción fue decir “¿qué pone ahí?”, una reacción casi de amenaza. Cuando lo único que tenían que hacer era preguntar a sus vecinos qué era lo que ponía. Actualmente estamos trabajando con los ultras del Girondins de Burdeos, los Ultramarines. Nos interesa esa colaboración porque vemos que son organizaciones de carácter popular autogestionadas. Los Ultramarines son en la ciudad el único grupo organizado que se identifica con una postura política que no tiene cabida en el marco oficial. Hay que decir que la imagen que existe en España de los ultras futbolísticos es la de hordas fascistas. Pero también hay otro tipo de grupos: anarquistas, antisistema, etc. Justamente nuestro trabajo con los Ultramarines fue buscar un lenguaje común con el que representar una ideología compartida. Vamos a colaborar con ellos y durante un partido de fútbol sacarán pancartas con frases de contenido político que les hemos proporcionado tras consensuarlas con ellos.
carlos g. de castro y mariano lópez