martes, 25 de febrero de 2014

EL VIAJERO

"El viajero"

Desde mi aterrizaje forzoso en vuestros tiempos,
me siento ahogado.
Obligado a habitar un mundo transfigurado en cárcel.
Obligado al trabajo,
a la cruel tesitura del tedio o la miseria.
Criado soy de voluntades ajenas.

Desde mi aterrizaje forzoso en vuestros tiempos,
yo no soy yo, salvo cuando cierro los ojos.
Entonces escapo...
Escapo del agobio de la prisión sin muros,
escapo de la obligación de vender mi tiempo.
Y recuerdo que.

¡Yo vengo de otros tiempos!
Donde no existía la maldición de las patrias,
y el ser humano era libre de viajar sin fronteras.
¡Yo vengo de otros tiempos!
de una tierra salvaje y misteriosa
preñada de libertad y de peligro.

¡Yo vengo de otros tiempos!
Cuando la mano esclava del trabajo,
no había transformado los perfiles del mundo.
¡Yo vengo de otros tiempos!
Cuando andar con pies ligeros,
era contemplar una sucesión de horizontes.

Conocisteis el mundo sólo para disolverlo.
Evitasteis el peligro a base de cadenas.
Vuestra comodidad es la tranquilidad del rebaño,
a la espera de ser sacrificado.
En estos tiempos que habito todo es predecible,
el tiempo de la democracia niega lo nuevo.

Pero no quiero terminar con un lamento,
consecuencia de mi tiempo es el vuestro,
permitidme por responsabilidad un consejo:
Abandonad el mundo del trabajo alienado,
liquidad las jerarquías, olvidad toda orden...
Entregad vuestro conocimiento a engrandecer el misterio.


CGC - febrero 2014

sábado, 8 de febrero de 2014

A Patricia Heras, poeta asesinada

En Barcelona mataron a Patricia.
La mataron poco a poco,
durante cuatro años.
¿Quién la mató?
¿La mató Joan Clos con su ordenanza?

Empezaron a matarla un 4 de febrero,
arrancando una a una las plumas de sus alas,
terminaron el 26 de abril de 2011.
¿Quién la mató?
¿La mató el falso testimonio de torturadores?
La mataron por una coincidencia,
¡Ella no estuvo en Saint Pere més Baix!
¡no estuvo! ¡no estuvo! ¡no estuvo..!
¿Quién la mató?
¿La mataron los mossos d'escuadra?

Patricia era poeta, de estética 'antisistema'.
La detuvieron en el Hospital del Mar,
los que no saben leer, los que sólo saben golpear.
¿Quién la mató?
¿La mató el alguacil?
Fue condenada a tres años de cárcel y,
arrastrada “directamente al infierno”,
a la prisión de mujeres de Wad Ras.
¿Quién la mató?
¿La mató el veredicto del juez?

La obligaron a autoinculparse,
chantajeándola con el tercer grado
los psicólogos de la la cárcel.
¿Quién la mató?
¿La mató la reincersión?

Volvió a casa humillada,
para escribir “me sé rendida”
y perder la vida de un salto.

¿Quién la mató?
¿La mató la sociedad biempensante?

CGC


martes, 4 de febrero de 2014

Reseña de la exposición 'Non Sine Sole Iris' // CAAC, Sevilla

A CONTRATIEMPO

Carlos G. de Castro
Publicado online en ARTECONTEXTO

Vista de la exposición. Cortesía: CAAC

A partir de finales de los 90 y en los primeros años de la década de 2000 una nueva generación de artistas irrumpe en el ámbito sevillano. Era un grupo heterogéneo de creadores que crecieron con el apoyo de figuras como el promotor cultural Marcelino García o Francisco del Río, director entonces del Departamento de Artes Plásticas de la Obra Social de Caja San Fernando. En aquella época exponían en las galerías Cavecanem, Felix Gómez, Birimbao, la Caja China o la sala de exposiciones de Santa Inés, además de utilizar espacios directamente gestionados por los artistas, caso del local del colectivo The Richard Channin Foundation o de sala de eStar. En conjunto, estos creadores supusieron una renovación del panorama artístico local con obras que huían de lo espectacular para ofrecer, desde un consciente dominio del medio, un arte autónomo, fresco y directo.
  Ahora, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, dentro de su sesión expositiva Más allá de la Figura, realiza una fuerte apuesta por esta generación con tres exposiciones monográficas dedicadas a las figuras de Miki Leal, José Miguel Pereñíguez y Mariajosé Gallardo. Sobre esta última y su exposición Non Sine Sole Iris –sin sol no hay arcoiris– versan las siguientes líneas.

En las salas colindantes a la Capilla de Afuera del monasterio cartujo de Sevilla, Mariajosé Gallardo (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1978) ha construido a base de lienzos dos instalaciones que plantean una lectura actual de la kunstkammer o cámara de las maravillas y el retablo barroco. Siguiendo un estilo muy personal que reinterpreta la estética de los siglos XVI y XVII, las obras suponen un ejercicio poético desacralizador del misterio religioso y transfigurador de la posición de la mujer en el arte de este periodo.

No es casual la época elegida. La Edad Moderna supuso el inicio de la expansión colonial europea, con la consecuente llegada de tesoros procedentes del 'Nuevo Mundo' dando origen a las kunstakammer. Pero fue también el tiempo del despegue del capitalismo, que para la mujer acarreó consecuencias dramáticas. En su libro Calibán y la bruja, la historiadora Silvia Federici plantea cómo la caza de brujas tuvo relación con la privatización de las tierras comunales donde se desarrollaba el trabajo femenino, y cómo el reverso de la perversa bruja fue la dócil 'ama de casa'. Durante este proceso, el arte jugó un papel cómplice y fundamental al reforzar los roles femeninos impuestos por el patriarcado a través de sus representaciones.

Volviendo al CAAC. Una habitación de paredes negras y cincuenta lienzos componen la recreación de un gabinete de curiosidades. El ambiente oscuro y las pinturas llenas de motivos esotéricos, tondos, heráldicas, vanitas y todo tipo de objetos extraños parece transportarnos hacia otra época. Si no fuera por un cierto filtro pop, casi se cerraría el juego del trampantojo. Paseándonos por la habitación, fijándonos en los innumerables detalles, nos trasladamos rápidamente al siglo XVII, a los mundos mágicos que Critilo y Andrenio recorrían en El Criticón de Gracián. Entre este mar de imágenes destaca una dama, una mujer esbelta y rubia sobre cuya cabeza podemos leer Non Sine Sole Iris, se trata de la singular versión que Gallardo ha realizado de un retrato de Elisabeth I atribuido a Isaac Oliver. Elisabeth I, la Reina Virgen, una de las pocas mujeres poderosas del s. XVII, y cuyo influjo parece contaminar a todas las mujeres pintadas en la instalación, las cuales subvierten la posición histórica de la mujer en el arte, todas vestidas, desafiantes y empoderadas.

La segunda de las instalaciones la alberga una sala mejor iluminada. Alrededor de la escultura de una Inmaculada barroca, formando una media luna, se disponen una serie de lienzos de fondo dorado. En los lienzos imágenes anatómicas y de animales sustituyen a los santos y a las reliquias, reclamando la libertad del arte sobre la tradición a contratiempo.