jueves, 14 de noviembre de 2013

Arte, coherencia y vida // Entrevista a María AA

FUENTE: Diagonal Andalucía

María AA es performer desde hace más de diez años, lenguaje que practica por “coherencia con su personalidad e intereses personales”. 

María AA durante la performace De donde reside la belleza

Carlos G. de Castro: ¿Por qué elegiste principalmente el lenguaje de la performance para desarrollar tu práctica artística?

María AA: La performance es mi lenguaje, digamos, nativo. El arte de acción te permite trabajar, hacer, de forma horizontal, con otras personas, necesita del público para ser. Es una práctica, no es profesional y no se rige por términos de calidad, prestigio y otros parámetros el arte tradicional. También está acorde con mi personalidad y mi ideología en su rechazo del simbolismo y la sacralidad en sentido religioso, de status socio-político-cultural. Me viene al dedillo en mi afán didáctico-social de mostrar frente a demostrar.

CGC: A partir del 2000 comienzas a participar en gran número de festivales y encuentros de arte de acción, ¿qué momento te gustaría recordar?

MAA: El comentario que me hizo un hombre de unos cincuenta años después de mi acción Vestido de besos en Sevilla. En ella le pedí a la gente que me cubriera con los besos que no habían podido dar, que me convirtieran en un registro de afectos. Para ello tenían que pintarse los labios y besarme en el cuerpo. Y yo estar desnuda. Pues bien, después de la performance, este hombre se acercó a mí, entre perplejo y feliz, y me dijo “no sé cómo lo has hecho, pero cuando me he dado cuenta, le había dado un beso a una mujer desconocida, desnuda, y en un lugar en el que no he besado nunca a nadie”. De esto es de lo que hablo cuando hablo de mostrar frente a demostrar. Esta persona había dejado de experimentar el desnudo de una mujer frente a él, en público, como algo chocante, se había relajado lo suficiente como para que eso no tuviese importancia, ni el hecho de que él, un hombre, se pintara con una barra de labios, y rodeado de otras personas, se acercara y me tocara el cuerpo con los labios. Lo había experimentado, vivido, esa posibilidad de naturalidad, de relación de pares, de vivir sin prejuicios.

CGC: Desde 2011 comisarias tu propio festival, las Jornadas Internacionales de Arte en Acción del Pumarejo JIAAP, que organizas conjuntamente con la galería Weber – Lutgen de Sevilla. ¿Cómo valoras esta experiencia como comisaria?

MAA: Se trata de una necesidad de coherencia, compromiso y madurez. Es el paso siguiente a ser espectadora y practicante, el de organizadora. La inmensa mayoría de los eventos de performance están organizados por performers. Esto se debe a una necesidad de reunirse, mostrar y compartir. Y al mismo carácter no profesional del que hablaba de la performance.
En mi caso se le añade el compromiso ético y la necesidad didáctica. La performance ha calado en la sociedad actual como sólo los medios de expresión contemporáneos pueden hacer. La población ha crecido con ellos y los toman y utilizan de forma natural, como cualquier otro comportamiento y forma de expresión, y buena muestra de ello es todo el movimiento indignado en general, desde el 15M a las mareas blancas, con sus manifestaciones absolutamente performáticas. El contrasentido es que si le añades la etiqueta “arte” provoque rechazo y confusión. Y esto es porque al arte (actual, contemporáneo) se le siguen queriendo aplicar valores de profesionalidad, habilidad, prestigio y sacralización propios del arte tradicional.

CGC: Volviendo a tu trabajo. Tanto en tus performances como en tus vídeo–performances observamos una importante presencia de elementos biográficos, ¿a qué se debe?
MAA: A la propia naturaleza de la performance y mi elección. En la performance se trabaja con el cuerpo, desde el yo, con la presencia y el presente, la ubicación y el tiempo real. No uso elementos simbólicos ni sacralizaciones, ni pretensiones (del verbo “pretend” en inglés, “hacer como que”) o ficción. Soy yo la que hablo de los temas que me preocupan, he vivido, que quiero compartir o analizar. Busco despertar empatía como una estrategia de conexión y de motivación (sobre todo a nivel generacional y cultural) para conseguir que el público se acabe decidiendo a hacer lo que le propongo. No hablo de temas, ideas o experiencias que no haya vivido de primera mano.

CGC: Otra de las presencias constantes son los elementos relacionados con el género, ¿consideras tu práctica como feminista?

MAA: Por supuesto. He nacido y me he criado en el convencimiento de que todo lo personal es político. En esa dimensión de la vida privada y pública de cada persona, y también en esa responsabilidad para con la sociedad. Al ir creciendo y madurando me he ido afirmando en esa educación.
CGC: Recientemente has realizado en la galería Weber-Lutgen una exposición recopilatoria de más de una década de trabajo. La exposición se completaba además con un work in progress que titulaste Proceso Público. ¿En qué consistió?

MAA: Proceso Público ha sido un proyecto expositivo-performático que he podido realizar en la galería Weber-Lutgen de Sevilla desde el 5 de marzo al 12 de abril de este año. Concebido como un proceso, hemos articulado el espacio de la galería para exponer, por un lado, todo el material generado por los trece años que llevo en la práctica de la performance: vídeos de las performances, vídeo-acciones, objetos, libros, cuadros, textos, planos, etc. Y por el otro, exponerme a mí trabajando, realizando una vídeo-acción al día, en la galería. Se me podía ver in situ, acudiendo a la galería, a través de los escaparates que dan a la calle, por un canal de streaming habilitado para la ocasión y a través de un diario blog en el que escribía sobre el proceso, consideraciones, lo que había hecho, quién había venido, lo que leía en prensa, etc. En cuanto a las vídeo-acciones, cada día ideaba, preparaba, realizaba y editaba en vídeo una, que al final de la jornada se incorporaba a una proyección central en que se iban sumando, constituyendo la serie. El proyecto ha sido un ejemplo palmario de la indiferenciación (o de unión si se quiere) entre el arte y la vida. Literalmente he estado viviendo una performance de un mes y medio en una galería. Puede verse todo junto en el blog.
CGC: Para terminar, en todo tu trabajo se ve una implicación social y política, que se aleja de lo panfletario, pero que permanece constante en el tiempo. Una especie de, si me lo permites, ajuste de cuentas simbólico con el poder. En tu opinión, ¿es el arte una vía de escape de los problemas sociales o crees que su práctica puede tener efectos reales en la sociedad?

MAA: Como he dicho antes, yo todo lo refiero a mi propia experiencia vital. Por eso es lógico que a menudo sea autobiográfico, igual que el que aparezcan otros elementos, como los críticos y políticos, que también son parte de mi experiencia. No es que tenga una preocupación por la política per se, es que la política forma parte de mi vida.
En este sentido, no es que sea de la opinión, sino que estoy convencida (no hay más que revisar la historia de las sociedades) de que los artistas (los creativos en general, eso incluye a los científicos, poetas, etc.), son los que se sitúan en la vanguardia de los cambios, los grupos piloto, los vectores de movimiento, los que se arriesgan, los que no se quedan con lo que ya saben, los que cuestionan y los que proponen. En ese sentido el artista es un trabajador social y es necesario para que la sociedad a la que pertenece se mantenga sana y viva.



Carlo G. de Castro es coeditor de NOTON y colaborador de Diagonal