martes, 7 de septiembre de 2010

Rebajas laborales de hasta el 7,25% en el museo Thyssen

PUBLICADO EN DIAGONAL
JUEVES 23 DE SEPTIEMBRE DE 2010. NÚMERO 132


MADRID: LA PINACOTECA DE LOS THYSSEN EMPEORA LAS CONDICIONES LABORALES DE SUS EMPLEADOS


La delicadeza de las pinturas de la colección Thyssen Bornemisza contrasta con la precariedad laboral a la que se enfrentan las personas encargadas de vigilar su patrimonio.




A finales de enero, la gestión del servicio de vigilancia del Museo Thyssen a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Casesa-Tagesa cumplió sus cuatro años legales de adjudicación. Para volver a presentarse a concurso con el fin de obtener de nuevo la gestión de la vigilancia del Museo, los patronos de Casesa- Tagesa cambiaron el nombre de la empresa por su actual denominación UTE Casesa-Protección Castellana. Aunque ha cambiado de CIF la “nueva empresa”, cuyo gerente único es Francisco Javier García Saldaña, ha mantenido su domicilio fiscal y buena parte de su organigrama. Con este cambio la nueva empresa consiguió mantener la gestión del servicio. Lo único que parece haber cambiado en la vigilancia del Museo son las condiciones laborales de los empleados.


Fernando Barbero, jefe de recursos humanos antes y después del cambio de nombre, ha sido el encargado de “negociar” los nuevos contratos de los trabajadores. Los patronos de Casesa-Protección Castellana no han llevado a cabo la pertinente subrogación de los contratos, a pesar de que los empleados de la plantilla siguen siendo los mismos. Por lo tanto, el servicio de vigilancia del Museo Thyssen sigue estando en manos de los mismos directivos y de la misma plantilla de trabajadores. Sin embargo, la empresa ha utilizado el cambio de nombre para rescindir los contratos de sus trabajadores y hacerles firmar un nuevo documento que no contempla la antigüedad de los empleados en la mayoría de los casos. “Lo que se quería era presionar, los contratos llegaron el último viernes del mes de enero, ese mismo día el inspector Alfonso Majano afirmó que quién no firmara el contrato, el lunes no podía ir a trabajar porque se daba por despedido”, apunta un auxiliar de sala. En este contrato se les rebaja la categoría de conserje a ordenanza, como consecuencia ven reducida su retribución base en un 7, 25%. Además, el valor de la hora extraordinaria se ha visto reducido en algo más de un euro.


Sin comité de empresa


Con la pérdida de antigüedad, los trabajadores encargados de la vigilancia del museo han visto cómo se disolvía su comité de empresa, dado que para que un trabajador pueda optar a ser delegado sindical necesita tener al menos seis meses de antigüedad. Se da la circunstancia de que los auxiliares de sala del Thyssen han estado largo tiempo sin representación sindical ya que el comité de empresa ahora suprimido tenía una vida muy corta, apenas llevaba funcionando un mes. De este modo los auxiliares de sala del Thyssen han visto cercenada la posibilidad de luchar por unas mejores condiciones laborales, ya de por sí precarias antes del cambio de UTE. “No tenemos comité de empresa, ha habido presiones para que no se haga. Recientemente vino Emilio Gimeno –antiguo inspector de la UTE Casesa-Tagesa– con un delegado de UGT, al parecer quieren un nuevo comité afín a ellos”, lamenta uno de los delegados del comité de empresa anterior. Por otro lado, la reducción del salario base ha tratado de ser compensada por parte de la empresa, sumando más incentivos a las nóminas de los trabajadores, lo que supone que el salario total no se verá reducido, al menos de momento. Por su parte, los trabajadores sospechan, que, como ya ha ocurrido antes, en el futuro haya una reducción de los ingresos a través de una rebaja de los incentivos, que se pueden modificar más fácilmente que el salario base. Días antes de la firma del nuevo contrato se celebró una reunión entre el Comité de Empresa y el jefe de Recursos Humanos. En dicha reunión se le negó al Comité la posibilidad de ver el pliego de condiciones que proponía Casesa-Protección Castellana. Además, algunos trabajadores afirman que se amenazó con despedir al 10% de la plantilla escudándose en el cliente, el Museo Thyssen.


En enero se dio a los trabajadores un ultimátum: o firmaban ese mismo día el nuevo contrato –documento que no se podía sacar del despacho del inspector, Alfonso Majano– o no podrían volver el1 de febrero a su puesto de trabajo, por lo que se les negaba el tiempo suficiente para pedir asesoramiento a sus representantes. Cuando firmaron los contratos nuevos, se indemnizó a los trabajadores con 8 días por año trabajado, no sin ciertas reticencias por parte de la empresa.


“Si no firmas no vuelvas”


UTE Casesa-Protección Castellana, la empresa que gestiona los servicios de vigilancia del Museo Thyssen ha cambiado de nombre, pero no de patronos, ni de domicilio fiscal. Sin embargo, la nueva empresa no ha realizado la pertinente subrogación de contratos. Con su firma voluntaria (“quien no firme los contratos que no venga a trabajar el lunes”, fueron las palabras que usaron), los trabajadores pierden la antigüedad en su puesto de trabajo, su comité de empresa y en torno al 7,25% del salario base. No obstante, la retribución mensual de los empleados no se verá reducida en términos absolutos, al menos de momento, ya que la bajada del salario base se compensa con el aumento de los incentivos.


pablo g. de castro y carlos g. de castro

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